La Voz del Ripollés
J.A. Hevia: El Aguila de Vall
Ter 2000.
Como cada año, este fin de semana se celebró la ya clásica subida a uno de los puertos mas duros y miticos de la geografia catalana: Vall Ter 2000. Sus duras rampas, sobre todo El Pla de la Molina, conocida coloquialmente como La Barrera, han dictado su ley en todas las ocasiones en que las grandes vueltas nos han visitado. Se acaban los desarrollos, el aire no llega a los pulmones, no se piensa ya con claridad, las piernas no responden, ...en fin, solo los muy preparados física y mentalmente pueden con ellas.
Pero vayamos por partes. Bajo la
organización
y
dirección de Mario Nicolau, quien no pudo tomar la salida por
problemas
técnicos,
se inicó la salida en Sant Joan de las Abadesas a las 8:15
del sábado
14 de
junio de 2003, en presencia de las autoridades locales y numeroso
publico que
quería ver de cerca a sus ídolos.
El pelotón circuló agrupado con férreos
controles hasta
Camprodón,
aunque ya unos kilómetros antes los grandes rodadores
Cesáreo Gonzalez
y
Antonio Pérez conseguían cierta ventaja sabedores que la
podrían perder
posteriormente en un terreno no tan favorable a sus
características
técnicas.
Haciendo de puente con el pelotón transcurría el
característico rodar
entre
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cansino y alegre de José Gonzalez,
quien,
como
supimos mas tarde, estaba ya pensando en la posibilidad de no acabar la
prueba,
como así fue realmente.
En el cruce con La
Roca, pasado Llanars, se incorpora
a la carrera Berta Gabarnet, quien gozaba en
esta ocasión de privilegio especial por ser residente en
dicho municipio, (ver normativa 34-8-2000 de la UCI). Enseguida coge
rueda de
Olga, la figura femenina local de Sant Joan de les Abadesses,
especialista en
las grandes rampas de los Pirineos, con un curriculum envidiable sobre
todo en
Mountain Byke. Transitaran ya juntas hasta cinco kilómetros de
meta,
cuando
Olga impone su juventud realizando un formidable cambio de ritmo para
encarar
con soltura las eses finales de la subida a Vall Ter.
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y Antonio Pérez pasan en
cabeza por Setcases ha llegado la hora
de los grandes
escaladores. Allí es cuando se decide la carrera. Antonio Hevia
ataca,
de pie
en la bici, (por otra parte su manera habitual de subir), tiene fuerza
para
mover un 39-26 con agilidad suficiente y pasar en pocos
kilómetros a
encabezar
la carrera con autoridad. Ha sido tal la exhibición que los
aficionados
situados en La Barrera lo han visto vencedor, a pesar de
los muchos kilómetros
que aun faltaban. No obstante, más de uno se preguntaba si
más adelante
no
pagaría aquel despilfarro de facultades.
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A continuación pasa por la Barrera Antonio Lasheras, apodado
Il Moratore por los aficionados
Italianos a raíz de
su participación
en diversos Giros en los que
destacó como rodador y en media
montaña.
En
aquel momento está al borde del agotamiento, pero
sabrá recuperar a
base de
regular y mover los desarrollos y llegará
a reducir distancia con el primer
clasificado
Antonio Hevia.Tal vez la gran sorpresa de la Jornada fue el tercer
puesto en el
Pla de La Molina del veterano ciclista José Serena. Curtido en
mil
batallas,
quien, habiendo cambiado de equipo y entrenamiento recientemente, se
puede
decir que esta pasando una segunda juventud. Los aficionados
aplaudieron a rabiar
al ver su característica figura coronando el Pla de La Molina,
por
delante de
ciclistas de las nuevas generaciones.
Cuando todo el mundo esperaba la
llegada a la
Barrera de Rosendo Soto aparece por
sorpresa en solitario su compañero
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inseparable Juan Bohorquez quien,
encontrándose en
un gran momento de forma optó por dejar a Rosendo y subir, como
se dice
en el
argot, a su aire. Parece que las consignas de equipo dieron por fin su
oportunidad a este esforzado corredor que presenta as’ su candidatura a
encabezar una formación la próxima
temporada.Sobre la decisión
de
Rosendo Soto de dar
media vuelta no podemos aœn adelantar noticias pues
desconocemos si se debe al
cansancio acumulado esta temporada, ha participado en numerosas pruebas
parta
acumular puntos UCI, o bien si es una táctica calculada para
afinar su
puesta a
punto.
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En situación parecida se encuentra Antonio Chico, quien también da media vuelta antes de coronar el Pla de la Molina. Es probable que su equipo se lo haya reservado para tirar en los grandes llanos, ya que en los aproximadamente 15 kilómetros de moderado descenso entre Camprodón y Sant Joan de les Abadesses su ayuda puede ser determinante. En tales situaciones nadie puede dejar de rueda a tan magnífico rodador. Mientras tanto la montaña pasa factura a otros dos rodadores. En efecto, Cesáreo Gonzalez y Antonio Pérez han de poner pie al suelo finalizando las rampas del Pla de la Molina. No obstante, su pundonor y profesionalidad les hace continuar sobre la bicicleta y con gran coraje atacan los aproximadamente 8 kilómetros que aún faltan hasta la meta.
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Defendiendo los colores de su equipo aparecen en la lontananza Vicens Torondel, fácilmente reconocible por su nueva máquina, una despampanante Lavaredo roja que da la sensación de que debe subir sola, y José Rodriguez, sufridor donde los haya, agarrado literalmente al manillar de su maquina, luchando cada pedalada, cada metro de desnivel, cada aliento, sin desfallecer a pesar del fuerte calor que va atenazando sus músculos. Los últimos kilómetros de éstos corredores son realmente épicos, pero los aficionados los llevan con su ayuda hasta la cumbre.
Así, poco a poco, pero sin desfallecer, los llamados esforzados de la ruta, consiguieron completar su gesta. Tan solo un pequeño susto cuando ya de regreso y entrando en Setcases, Antonio Lasheras, Il Moratore, sufre una aparatosa caída debido a la picada de una avispa que se introduce en su casco.
Afortunadamente todo queda en
un susto y en
magulladuras en el brazo y el hombro, que provocaran, a parte del
lógico malestar
durante unos d’as, un retraso en la
reparación del tejado de la casa de otro gran ciclista, baja de
œltima
hora
para la subida a
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Vallter, el gran psicoanalista Enric
Canyadell. Desde
aquí felicidades a todos ellos y hasta el próximo
año.